El comienzo de unos lazos inesperados
Cuando sólo tenía 20 años y era una enfermera soltera que trabajaba turnos largos, la encontré: un bebé abandonado en la puerta del hospital, sin nombre, sin familia y sin pasado. Intenté que la adoptaran, pero nadie la quería, así que, a pesar de mis temores, la acogí y la crié como si fuera mía. Dieciocho años después, se sometió a una prueba de ADN para descubrir sus orígenes, pero los resultados destrozaron mi fe en la humanidad. Alguien en quien confiaba siempre supo la verdad sobre ella y nos la ocultó. Ahora me cuestiono todo porque…

El Comienzo De Unos Lazos Inesperados
Mi alegría y mi orgullo, Emily
Emily era un pequeño manojo de energía que hacía que cada día fuera emocionante: recuerdo verla dar sus primeros pasos y correr hacia su futuro con una sonrisa abierta de par en par. Le enseñé a montar en bicicleta y juntas descubrimos la magia de la lectura; con ella cerca, nunca había un momento aburrido. Me asombraba lo rápido que lo absorbía todo y lo bondadoso que se volvía su corazón, y Emily se convirtió no sólo en mi hija, sino en la mayor alegría de mi vida.

Mi alegría y mi orgullo, Emily